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El proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura es fundamental en la educación de los niños, ya que les permite comunicarse de manera eficaz y adquirir conocimientos de forma autónoma. Sin embargo, surge la pregunta de si es más importante aprender a leer antes que a escribir, o viceversa. Sin embargo, expertos en el campo de la psicopedagogía señalan que ambos procesos son interdependientes y deben desarrollarse de manera simultánea a través de una enseñanza sistemática de la lecto-escritura. Aprendamos mas al respecto.
La lectura es una habilidad fundamental que permite a los niños acceder a información, comprender textos y desarrollar el pensamiento crítico. A través de la lectura, los niños pueden expandir su vocabulario, mejorar su comprensión lectora y estimular su imaginación.
La lectura es una actividad más cercana para los niños, ya que suelen estar expuestos a situaciones en las que se les leen cuentos o interactúan con material impreso en su entorno diario. Además, la lectura ofrece menor dificultad cognitiva y motora que la escritura, lo que facilita su aprendizaje.
Si bien es cierto que la lectura es una habilidad clave en el proceso de aprendizaje, la escritura juega un papel igualmente importante. Es a través de la escritura que los niños pueden expresar sus ideas, desarrollar su creatividad y mejorar su capacidad de comunicación.
De acuerdo con Emilia Ferreiro basándose en la Teoría de la Psicolingüística de Piaget, los niños adquieren información sobre el sistema de la lengua escrita antes de ingresar al primer grado, lo que les permite familiarizarse con la relación entre los sistemas oral y escrito. A medida que los niños van diferenciando el dibujo de la escritura, comienzan a representar por escrito lo que quieren comunicar, empleando signos arbitrarios al principio y luego las letras del alfabeto.
Se identifican cuatro niveles de construcción de la escritura: presilábico, silábico, silábico-alfabético y alfabético. Estos niveles representan las distintas etapas por las que atraviesan los niños en su proceso de aprendizaje de la escritura, desde la representación más elemental hasta la utilización del alfabeto de forma convencional.
Es importante destacar que el aprendizaje y ejercicio de la lectura y la escritura deben darse de manera simultánea, ya que ambas habilidades se complementan entre sí. Para escribir, es necesario leer y releer continuamente, lo que demuestra que no existen espacios exclusivamente para la lectura o la escritura.
Según Condemarín y Chadwick, autores de «La enseñanza de la escritura» en Chile, el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura requiere que el niño haya alcanzado determinados niveles de maduración en tres factores clave: psicomotricidad, función simbólica y afectividad. Es crucial que el niño haya desarrollado habilidades motrices, capacidad para comprender el significado de la escritura y madurez emocional.
Múltiples investigaciones sugieren que este nivel de maduración se alcanza alrededor de los 6 años de edad cronológica, siempre que se hayan realizado actividades preparatorias. Es fundamental que las experiencias iniciales de lecto-escritura se den en un ambiente lúdico y creativo para evitar presiones innecesarias que podrían afectar el proceso de aprendizaje.
La madurez emocional juega un papel crucial en el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura. Los niños deben sentirse motivados, seguros y confiados para embarcarse en este desafío. La presión excesiva por parte de padres o docentes puede generar rechazo y obstaculizar el desarrollo de habilidades fundamentales para la lecto-escritura.
Es responsabilidad del maestro evaluar la situación de cada niño y determinar el momento adecuado para iniciar el proceso de enseñanza de la lecto-escritura. Es preferible esperar a que el niño alcance la madurez necesaria antes de introducirlo en este complejo proceso.
La educación lúdica desempeña un papel clave en el desarrollo de la lecto-escritura en los niños. A través de actividades creativas y divertidas, los niños pueden adquirir las habilidades necesarias para la lectura y la escritura de manera natural y sin presiones.
Es importante recordar que cada niño es único y tiene su propio ritmo de aprendizaje. La educación lúdica permite adaptar el proceso de enseñanza a las necesidades individuales de cada estudiante, fomentando la creatividad, la motivación y el amor por el aprendizaje.
Si bien es posible que la mayoría de los niños dominen antes la lectura que la escritura, ambos procesos son fundamentales en el desarrollo de las habilidades lingüísticas de los niños. La lectura les permite acceder a información y desarrollar su pensamiento crítico, mientras que la escritura les permite expresar sus ideas y comunicarse de forma efectiva.
Por lo tanto, es crucial que los niños sean estimulados en su aprendizaje tanto de la lectura como de la escritura de manera simultánea, brindándoles las herramientas y el apoyo necesarios para desarrollar ambas habilidades de forma equilibrada y progresiva.